
El amargo tras el dulce.
El agudo irritante a mitad de melodía.
La falsedad de una verdad propia y retorcida.
El cristal que pisas en la playa.
El olor a cenicero por la mañana.
El meñique amoratado contra la pata de una mesa.
La pestaña desprendida que acaba en tu ojo.
El frío del acero cuando se hunde en la carne.
La quemadura del hielo pegado en la piel.
El juego de los niños crueles y egoístas.
El sueño ciego de las mentes perdidas.
Licasopía es la estrella que implosiona, transformándose en agujero negro.
Jamás debió encenderse lo que nació para ser oscuridad.
Juanma de la Torre